CTC convierte su sede en espacio cardioprotegido

El Centro Tecnológico CTC, junto a SODERCAN, SICAN y el PCTCAN, ha pasado a formar parte del listado de entidades cardioprotegidas de Cantabria. La sede del único centro tecnológico de la región, ubicada en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria, cuenta con tres desfibriladores automáticos externos (DEA)  instalados en diversos puntos del edificio que comparte con las tres empresas públicas. Este equipamiento proporciona a CTC las herramientas oportunas para asistir a cualquier persona en los primeros minutos de una parada cardíaca y alinea al centro cántabro con las recomendaciones del Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar, la Sociedad Española de Cardiología y otras sociedades científicas que abogan por la instalación de más dispositivos de este tipo en lugares públicos y privados.

La instalación de los equipos se ha completado con una formación específica para parte del personal que trabajada en este edificio. Integrantes de los cuatro organismos han recibido indicaciones sobre su utilización, así como sobre primeros auxilios y maniobras de reanimación cardiopulmonar. Todos los asistentes a este curso cuentan con la preparación y el conocimiento necesarios para el manejo de desfibriladores, capacitándose como reanimadores.

Gracias a esta iniciativa tanto CTC como las tres entidades públicas dependientes de la Consejería de Innovación, Industria, Transporte y Comercio se ponen a la altura de los estándares europeos en materia de creación de zonas cardioprotegidas y se adhieren a la orden SAN/82/2018, de 1 de octubre, de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria para la instalación obligatoria de desfibriladores externos.

Los DEA son equipos sanitarios portátiles destinados a analizar el ritmo cardíaco y capaces de identificar las arritmias mortales. En estos casos, siempre con la intervención de una persona, pueden administrar una descarga eléctrica con altos niveles de seguridad que contribuya a restablecer el ritmo cardíaco habitual. Estos desfibriladores han demostrado ser una de las herramientas más eficaces para poder atender con éxito las emergencias cardiacas y mejorar la tasa de supervivencia de las enfermedades isquémicas del corazón como el infarto, la angina de pecho y las cerebrovasculares.

La cardioprotección hace que las probabilidades de sobrevivir a la que es hoy la primera causa de muerte prematura en nuestro país pasen de menos de un 5% a más de un 50%. Además de contar con el equipamiento, conseguir la categoría de “espacio cardioprotegido” requiere cumplir con otra serie de requisitos. Así, debe garantizarse la correcta ubicación de los desfibriladores y su mantenimiento; coordinar los posibles protocolos de actuación con los servicios de emergencia; y contar con personal formado para el manejo del equipo.

La muerte súbita o parada cardiaca es un problema que ocurre de forma inesperada y con relativa frecuencia. En España, se estima que el número de paradas cardíacas supera los 25.000 casos al año (20 veces más que las muertes por accidentes de tráfico). Igualmente, el índice de salvación se sitúa en un 4%, frente a países como EEUU donde se sitúa en un 40% gracias a la implantación masiva de desfibriladores.

Las evidencias clínicas y científicas ratifican que la desfibrilación temprana es la respuesta sanitaria más adecuada ante este tipo de situaciones. En ese sentido, la pronta actuación resulta fundamental cuando se produce un episodio de parada cardiaca inesperada. De hecho, según la Sociedad Española de Cardiología, la rapidez es un factor esencial. Cada minuto que pase sin que se inicie la maniobra de reanimación cardiopulmonar y sin que se use el desfibrilador se reducen las posibilidades de supervivencia un 10%. Si el uso de este tipo de desfibriladores se produce en los 3 minutos después del paro cardiaco, la supervivencia aumenta un 73%. Si transcurren menos de 5 minutos las posibilidades alcanzan el 50%.