Construir una cultura de innovación colaborativa

La innovación es uno de los principales motores de crecimiento y diferenciación de las empresas en el mercado. Por ello, como cualquier otra parte de un negocio, tiene que estar basada en un plan de viabilidad que impulse la generación de valor y optimice la labor de la empresa.

La gran mayoría de las organizaciones están acostumbradas al modelo de innovación tradicional, a través del que se generan nuevos productos o servicios de forma interna partiendo de los propios recursos de I+D+i de la empresa. No obstante, este modelo trae en muchas ocasiones dificultades: la necesidad de desarrollar desde cero conocimientos técnicos multidisciplinares, altos costes de investigación y desarrollo, largos tiempos de puesta en marcha, despliegue de los resultados en los mercados, etc.

Por ello, cada vez tiene un valor más alto el desarrollo de iniciativas a través del modelo de innovación colaborativa. Un modelo en el que diversos agentes innovadores – clientes, proveedores, centros tecnológicos,  investigadores universitarios, etc. – suman sus capacidades y conocimientos para desarrollar una solución de alto valor y alcanzar un objetivo común, .  En lugar de ser una única empresa la que ejecuta todo el trabajo, el esfuerzo del proceso se comparte entre los diferentes socios del proyecto.

Algunas de las valiosas ventajas que aporta el modelo de innovación colaborativa son la mayor generación de ideas, la posibilidad de sinergias en capacidades tecnológicas, así como el recopilar conocimientos técnicos y de mercado complementarios. Además, también permite al personal interno de la empresa ampliar sus facultades a través de múltiples disciplinas científicas, más allá de las capacidades centrales actuales de la organización.

Las grandes líneas de desarrollo como la protección del medio ambiente o la economía circular son un punto de encuentro para generar proyectos entre diversos socios. Por ejemplo, un objetivo que comparten gran parte de las industrias es el aumento de la productividad disminuyendo tanto los recursos necesarios como los residuos generados, un elemento común que ha derivado y continúa derivando en iniciativas colaborativas entre agentes innovadores.

Cantabria ya cuenta con un entorno tecnológico de empresas y organizaciones punteras que impulsan en común el desarrollo tecnológico de la región. Ejemplo de ello son las diversas colaboraciones que hemos llevado a cabo entre el Centro Tecnológico CTC y Reinosa Forgings & Castings, proyectos que aportan un alto valor en nuestra cadena de trabajo y en la de nuestros partners.

Por supuesto, el modelo colaborativo no está exento de retos y problemáticas. No obstante, la unión de ideas, capacidades y conocimientos maximiza las posibilidades de éxito y, con ello, los beneficios que aporta un proyecto de I+D+i. Debemos trabajar en colaboración entre todos los agentes innovadores para seguir creciendo, mejorar nuestra competitividad y mantener nuestra posición dentro de un mercado cada vez más globalizado.

Javier Cordón
Responsable de Tecnología y Calidad
Reinosa Forgings & Castings