Una futura diseñadora de moda que se convirtió en desarrolladora de gemelos digitales

“¿Qué quieres ser de mayor?” debe ser la pregunta que más escuchan las niñas desde una edad muy temprana. A pesar de que la pregunta se mantiene invariable, las respuestas cambian constantemente. Lo hacen de una generación a otra y también en la evolución de una misma persona. Con el paso del tiempo nuestros gustos van cambiando, vamos descubriendo qué es lo que nos interesa, qué es lo que se nos da bien y qué es lo que nos gusta. Por ello, es esencial no limitar nunca la curiosidad de las más jóvenes y animarlas a que descubran todo lo que el mundo tiene para ofrecerles.

El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia está a la vuelta de la esquina, y esta semana es el momento perfecto para recordar a las niñas que pueden ser lo que ellas quieran. Que jueguen e investiguen todo lo que les apetezca y que si les llama la atención emprendan este bonito camino que es la ciencia. Siempre teniendo claro que nosotras, las mujeres, tenemos la misma capacidad que los hombres para llevar a cabo proyectos de alto valor.

Yo misma a lo largo de los años he cambiado mucho mi respuesta a esa manida pregunta de “qué quieres ser de mayor”. Mi primera idea fue ser veterinaria, después diseñadora de moda y, más tarde, piloto. Cuando llegué al instituto y empecé a estudiar física, fue cuando tuve completamente claro cuál era mi vocación. Así, pasé de querer diseñar y confeccionar prendas para las marcas más famosas de ropa a diseñar y poner en marcha soluciones innovadoras para los gemelos digitales; una de las tecnologías más disruptivas y con mayor potencial del mercado

Actualmente, trabajo en un proyecto para mejorar la capacidad de análisis de estas representaciones virtuales. A través de la combinación de diferentes tecnologías, el gemelo digital aprenderá de los datos que recopilar sobre su propio estado. Además, continuará recogiendo y estudiando información actual, de tal manera que será capaz de anticiparse a los posibles fallos que vayan a producirse.

Si le pudiera contar todo lo que hago a mi pequeña yo adolescente, irradiaría alegría y emoción por cada poro de su piel.  Y es que algo tan complejo como este proyecto o la tecnología de los gemelos digitales a oídos de una joven cuya curiosidad por la ciencia y la tecnología ya es latente, suena como si fuera magia. ¿Cómo puede ser que sea capaz de adelantarse al futuro una máquina recreada de forma virtual en un ordenador?

Por eso, es esencial que las niñas vean mujeres científicas y tecnólogas que las conozcan, que sepan quienes son y qué es lo que hacen; que sean el ejemplo a seguir y la chispa que encienda inspiraciones para el futuro. Que sean las investigadoras las que les abran las puertas del juego y la curiosidad por las carreras STEM. En mi caso, ese rol lo hicieron mis padres, que siempre me han inculcado que podía llegar a ser lo que quisiera, que no había limitaciones. Solo tenía que ir a por ello. Y si yo lo he logrado, con esfuerzo y pasión, todas podemos.

Desireé Ruiz Ponce

Project Manager del área de Industria y Energía

Centro Tecnológico CTC